O cómo la sociedad sitúa a quién quiere dónde quiere y le niega cualquier posibilidad.
Leon es un joven atrapado en una espiral de desdichas, madre alcohólica y egoísta, sin trabajo, viviendo del estado, con parejas pasajeras y a cuál peor. Su entorno, unos jóvenes sin límites, donde robar, colocarse y hacer cosas fuera de la ley, es lo que aleja a Leon de su casa. Pero lo que realmente le ayuda a canalizar algo de su frutración, golpe tras golpe, es el boxeo, al que asiste regularmente. Además, son momentos especialmente difíciles los que se viven en las calles, donde la indginación popular crece por el asalto y ejecución de un ciudadano en su propia casa a manos de la policía, se convierte en la mecha que hace estallar la violencia en las calles a manos de jóvenes que no tienen más que perder, Para Leo todo dará un giro cuando en una fiesta conozca a la joven Twiggy, donde intenteará conocerla y alejarse de lo que no quiere en su vida.
Asombrosa, cruel, real, interpretaciones magistrales, con historias de a pie, contadas desde dentro, desde la ira de no poder hacer nada, de sufrir sus consecuencias y de no poder avanzar más en la vida, sino que estar cayendo constantemente en el círculo de la mala suerte.
Marcus Rutherford (Leon), interpreta a la perfección el sufrimiento del joven que quiere salir de todo eso, sin apenas decir nada, pero su trabajo corporal traspasa sobradamente la pantalla, y sus emociones se captan al instante; su expresión final, donde ha desbordado toda la ira que llevaba dentro por todo lo que deseaba y no pudo ser, increible su actuación durante todo el film.
Igual que la interpretación de T´Nia Miller, (la madre de Leon), la soberbia, orgullo, su alma rota, ser la mala madre causante del sufriemiento y dolor que se vive en esa casa, la culpa ahogada en alcohol y rematada en malas compañías; un desarrollo del personaje que no ha de envidiar a las grandes de Hollywood.
El conjunto de los jóvenes protagonistas, aunque noveles, su interpretación desde el minuto 1 es auténtico, te deja sin respiración, el desarrollo de los personajes te apena y te encoge el alma para lo que prevés que será.
Hay que hacer mención a la fotografía, ya que juega un papel muy importante en esta cinta, muy unida a los estados de ánimo de los personajes, sobre todo a los de Leon, con la calma y los suaves colores cuando las cosas le van bien o está cerca del personaje de Twiggy, o la falta de colores amables y oscuros cuando llega a su casa, igual sucede con los colores azules y fríos cuando va con la panda de amigos por las calles.
Sin duda Obey es una cinta de visionado obligatorio para todos aquellos que disfrutan con las historias reales de chavales de la calle y que nacer en una parte de la cuidad marca todo en sus vidas.