Después de un invierno especialmente duro, Brian entra en una profunda depresión; completamente aislado y sin nadie con quien hablar, Brian hace lo que cualquier persona haría al enfrentarse a una situación tan melancólica. Construye un robot.
Brian y Charles es una película que acaba gustando. Aunque la historia es inverosímil y nada real, logra conmover y hacer reír al espectador en muchos momentos.
Se trata de una comedia dramática británica dirigida por Jim Archer, el cual juega a nivel formal con el entorno y los personajes, pero aunque a veces se haga un tanto repetitiva a nivel narrativo, acaba inclinándose a su favor.
Aunque la comedia inglesa es muy forma, una de las capas que se extrae es la maldad de las masas ante lo desconocido y la envidia que se genera a poseer lo que tiene el vecino, así como la ley del mínimo esfuerzo a lograr lo que se desea, mostrando cómo las personas pueden ser crueles y despiadadas cuando se enfrentan a algo que no entienden o les resulte extraño. En este caso, el objeto de la envidia es Charles, el robot construido por Brian. La película muestra cómo la gente trata de poseer lo que tiene el vecino sin importar las consecuencias.
En resumen, Brian y Charles es una película que vale la pena ver. Conmovedora, inglesa y cómica, un buen comienzo para el Sitges Film Festival 2022.