Que ocurre cuando un viejo espía como David Cartwright pierde la cabeza? ¿Alguien se ocupa de esos agentes que atesoran información reservada, pero que no recuerdan que lo es? Son algunas de las preguntas a las que su nieto River, miembro del equipo de Jackson Lamb y sus «caballos lentos», los proscritos del servicio secreto británico, quiere responder ahora que su abuelo, un mito de la Guerra Fría y figura legendaria del MI5, empieza a olvidarse de las cosas. Durante un tiempo, Jackson Lamb trabajó con el antiguo agente y sabe que este no es ningún octogenario indefenso, sino el responsable de muchas muertes por omisión, sacrificio o liquidación directa. Y es a Lamb a quien llaman para que identifique el cuerpo sin vida descubierto en casa de David Cartwright, mientras una bomba ha estallado en un centro comercial y los caballos lentos de la Casa de la Cienaga deben actuar antes de que todo se agrave.
La Calle de los Espías, el cuarto libro de la entrega de la Saga La Casa de la Ciénaga, o Jackson Lamb, del autor Mick Herron, que no decepciona una vez más.
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Y es curioso, cómo Mick Herron actúa, una vez más, como George R.R. Martin, sin impunidad a la hora de cargarse a algún personaje, dejando al lector completamente descolocado. En mi caso, incluso dudé de si había leído bien lo que había sucedido, porque era incapaz de creer que había matado a este personaje entre (no es spoilers).
Esta novela es muy de John Grisham, un ambiente rodeado y con una atmósfera de espías allá donde mires, constante, juego de contraespionaje, terribles y tremendos secretos brutales, mentiras sin parar, traiciones que te hacen cerrar los ojos y un constante juego de estrategia.
Enseguida te sumerges en las diferentes historias, moviéndote entre varios tiempos y tramas, del pasado y del presente.
Siguiendo con el mismo arco argumental, utiliza el mismo patrón en cuanto a las descripciones de los lugares y los personajes. La acción es constante, su capacidad de escritura nos sumerge tanto en la novela que crees totalmente lo que cuenta.
Los personajes con carácter propio, que te arranca las carcajadas en más de una ocasión, porque esa pluma cargada de mala leche, sigue haciendo diana en los diálogos cínico e irónicos, donde descargan su frustración, envidias y miedos.
En esta ocasión, las tramas secundarias son tan intensas que cada una de ellas se convierte en historia principal,lo que provoca que estés constantemente en tensión sobre lo que va a suceder en cualquier momento ya que constantemente suceden muchas cosas con muchos personajes.
Deseando que traduzcan los siguientes libros, necesito más del cínico y despiadado Jackson Lamb, Diana Taberner y el resto del equipo y los perros.