Sarah es una madre en crisis que vive en un matrimonio problemático. Un día, pierde de vista a uno de sus hijos, al cual reencuentra un tiempo más tarde frente al mar, mojado. El niño se obsesiona con el agua a partir de entonces, e intenta pasar sumergido todo el tiempo que puede. Confrontado por su madre respecto a su comportamiento, él le revela que puede oír voces de seres extraterrestres bajo el agua.

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Una joya discreta de intensa emotividad

Call of Water, dirigida por Élise Otzenberger, es una de esas películas que fácilmente podrían pasar desapercibidas en el vasto panorama cinematográfico, pero que, bajo su apariencia modesta, esconde una narrativa emocional compleja y bien ejecutada. Aunque no haya generado gran repercusión, esta película es una auténtica joya que se apoya en las interpretaciones de su elenco y en la sutileza de su historia para ofrecer una experiencia conmovedora y profundamente humana.

El dilema de una madre: entre el amor y la verdad

La trama de Call of Water gira en torno a un conflicto emocional que toda madre puede entender: el difícil equilibrio entre ser una buena madre o creer a tu propio hijo, especialmente cuando la confianza y la verdad están en juego. Otzenberger logra capturar esta tensión a lo largo de toda la película, presentando un dilema tan real como angustiante.

A lo largo del metraje, la directora juega con esta ambigüedad, dejando que el espectador se cuestione constantemente cuál es la verdad detrás de las acciones y palabras de los personajes. Aunque hacia el final la película parece inclinarse hacia una de las opciones, dejando más claro el camino que toma la protagonista. Esta ambivalencia en la resolución añade una capa de misterio que enriquece la experiencia, dejando espacio para la interpretación y el debate.

Actuaciones cuidadas: el acierto decisivo

Uno de los grandes aciertos de Call of Water es la dirección de actores, especialmente de los niños, un aspecto que siempre resulta complicado en cualquier producción. Trabajar con niños en un contexto tan emocionalmente cargado es todo un desafío, pero Otzenberger logra sacar lo mejor de su joven elenco, quienes consiguen transmitir de forma genuina las emociones y conflictos internos que sus personajes atraviesan.

Es impresionante cómo los niños logran dar vida a sus personajes con una naturalidad y madurez que resulta sorprendente. Cada uno de ellos aporta una autenticidad fundamental para que la película funcione. Sus actuaciones no solo complementan la narrativa, sino que se vuelven cruciales para que los temas centrales del film —la confianza, el amor, la inocencia y la duda— resuenen con fuerza.

Del mismo modo, los padres interpretan roles esenciales, aportando peso dramático y profundidad emocional a la historia. Sus actuaciones están tan bien desarrolladas que permiten que el espectador se vea inmerso en el conflicto familiar. A través de sus miradas, sus gestos y silencios, se perciben las tensiones y las emociones contenidas, lo que contribuye a hacer de la cinta una experiencia cinematográfica profundamente íntima.

Narrativa pequeña, pero poderosa

Aunque Call of Water es una película pequeña en cuanto a producción y escala, su impacto emocional es considerable. Otzenberger construye un relato minimalista, pero efectivo, en el que cada detalle cuenta. No hay momentos superfluos, y cada escena está cargada de significado, lo que permite que el público se sienta parte del drama familiar sin necesidad de grandes artificios.

La sencillez en la narrativa permite que el foco esté completamente en los personajes y sus relaciones. En lugar de apoyarse en grandes giros dramáticos o efectos visuales, la película confía en la fuerza de sus actuaciones y en la habilidad de su directora para capturar la complejidad de las emociones humanas en situaciones aparentemente cotidianas. Esta decisión de mantener la historia contenida, casi íntima, es lo que le da su mayor fuerza.

Un final que deja huella

El desenlace de Call of Water es uno de sus puntos más interesantes. Aunque Otzenberger proporciona una cierta claridad en cuanto a la dirección que toma la historia, no ofrece respuestas fáciles. Deja suficiente ambigüedad para que el espectador siga reflexionando sobre los temas planteados: ¿Qué significa ser una buena madre o un buen padre en momentos de crisis?

Esa sensación de incertidumbre es uno de los mayores logros del film. No solo nos mantiene comprometidos con la historia hasta el último momento, sino que también provoca una reflexión más profunda sobre las decisiones y sacrificios que los padres enfrentan en su vida diaria.

Una película pequeña con gran impacto

Puede que Call of Water no tenga el impacto mediático de otras producciones más grandes, pero su capacidad para contar una historia pequeña pero poderosa, llena de matices y emociones, la convierte en una joya cinematográfica que no debería pasar desapercibida.