Dos amigos alpinistas, Asai y Ryu Ji-Yeong, quedan atrapados en medio de una tormenta después de un accidente. Ryu Ji-Yeong, creyendo seriamente que están a punto de morir, decide revelar un secreto y confiesa un atroz asesinato que cometió siendo un adolescente. Ahora bien, los dos montañistas sobreviven, y la relación entre ellos se irá enrareciendo mientras esperan el rescate.

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El cine japonés siempre ha sabido cómo manejar el drama y la tragedia con una sensibilidad particular que se refleja en cada mirada y  cada silencio. “Confession” dirigida por Nobuhiro Yamashita, sigue esa tradición, bajo el manto de un thriller psicológico donde los personajes juegan a un peligroso y mortal juego de gato y ratón en una cabaña aislada. La premisa prometía, pero el resultado final se desinfla a medio camino

La película comienza con una tensión palpable: dos personajes se ven atrapados y heridos en una cabaña, tras la confesión de un asesinato por parte de uno de ellos. La atmósfera es inquietante, con ese tipo de presión claustrofóbica que recuerda a las mejores historias de terror psicológico. A lo largo del metraje, “Confession” sabe mantener al espectador en vilo preguntándose quién saldrá con vida 

Sin embargo, a medida que la historia avanza, comienza a hacerse evidente uno de sus mayores problemas: la extensión. El concepto de “Confession”, aunque tenso y atractivo, no da tanto de sí como para sostener un largometraje de 76 minutos . Los giros de la trama, que al principio resultan efectivos, empiezan a perder fuelle. La película cae en el error de estirar situaciones que no aportan demasiado a la progresión de la historia, lo que diluye la tensión inicial. Momentos que podrían haber sido más impactantes, se ven opacados por la sensación de que el relato está alargado de manera innecesaria.

El manejo del drama y la tragedia en esta película tiene esa cualidad tan propia de Japón: los personajes se mueven entre el estoicismo y la explosión emocional de manera matizada, lo que le otorga una profundidad especial a cada momento dramático. Es aquí donde el film alcanza su punto más alto, en la capacidad de sus actores para transmitir la angustia y la desesperación que los rodea.

Si bien logra crear una atmósfera sofocante que atrapa, también es cierto que se ve lastrada por una duración excesiva para el tipo de historia que quiere contar. Con un ritmo más ajustado, probablemente estaríamos hablando de un thriller mucho más efectivo y contundente. A pesar de ello, aquellos que disfrutan de los dramas psicológicos asiáticos y su particular forma de abordar la tragedia, encontrarán en “Confession” un relato que, aunque imperfecto, no deja de ser impactante.