Una joven regresa a un aislado pueblo en el sur de Brasil luego de quince años de vivir en el extranjero porque su padre, un poderoso terrateniente, está muriendo. Mientras ella debe hacerse cargo de un legado más pesado de lo que parece, la única médica local lucha por proteger a los habitantes de un misterioso y peligroso pacto.

⭐️⭐️🌟

La sangrienta alegoría de poder y dominación de Davi Pretto

El director brasileño Davi Pretto presenta  “Continent” una reinterpretación del mito del vampiro que desafía tanto las convenciones del género como la paciencia del espectador. En este film, Pretto utiliza el acto de extraer sangre como metáfora del desequilibrio de poder en una sociedad marcada por las desigualdades económicas y la explotación. Sin embargo, lo que comienza como una premisa prometedora y visualmente provocadora, pronto se desmorona bajo el peso de su propia ambición narrativa, convirtiéndose en una experiencia visual perturbadora y excesivamente larga para lo que cuenta.

Una metáfora sangrienta del poder y la explotación

“Continent” se sitúa en un entorno ambiguo y desolado, un lugar donde el intercambio de sangre es la moneda de poder entre los habitantes. La película no muestra al vampiro convencional, sino a humanos que han convertido la extracción de sangre en un mecanismo de dominación. Los dueños de las tierras controlan a los trabajadores, no solo a través de la posesión de propiedades, sino a través del uso literal de la sangre como una forma de mantener el equilibrio de poder. En esta sociedad distópica, la sangre es un recurso, una herramienta de manipulación y control.

Pretto traza un paralelismo con las dinámicas de clases, sugiriendo que los sistemas de opresión modernos no son tan distintos de la imagen arquetípica del vampiro. Los propietarios no necesitan consumir la sangre por supervivencia, sino por pura dominación, subrayando la idea de que el poder, en su esencia más cruel, se basa en el sufrimiento de los que tienen menos.

Un enfoque visceral e incómodo

Uno de los aspectos más impactantes de “Continent” es su estilo visual y auditivo, diseñado para incomodar al espectador. Las escenas de succión de sangre, que se asemejan a orgías grotescas, son perturbadoras, con imágenes que enfatizan lo corporal, lo sucio y lo desagradable. Las tomas son largas y detalladas, capturando el acto en una mezcla de violencia sensual y repulsiva, a menudo acompañadas por sonidos orgánicos que amplifican esa incomodidad.

Estas secuencias, que evocan una sensación de rituales arcanos, se repiten a lo largo de la película con variaciones, pero el impacto inicial pronto da paso a una sensación de agotamiento. Pretto parece regodearse en estas escenas hasta el punto en que pierden su fuerza y, en lugar de profundizar en el tema del poder y la explotación, se convierten en una suerte de espectáculo desagradable que bordea lo innecesario.

Una narrativa que se pierde en su propio simbolismo

Aunque la premisa es clara, “Continent” comienza a perder el rumbo a medida que avanza su metraje. Lo que podría haber sido una poderosa alegoría en formato corto se extiende hasta convertirse en un largometraje que pierde coherencia y propósito. El mensaje se vuelve repetitivo, y la estructura narrativa comienza a disolverse en una serie de escenas que parecen más centradas en provocar una respuesta visceral que en avanzar una trama o explorar más a fondo sus ideas.

La sangre como moneda de poder en una sociedad distópica.

En lugar de profundizar en las dinámicas de clase o en las implicaciones sociales y morales del intercambio de sangre, la película se enfoca en la repetición de estas escenas perturbadoras sin ofrecer una narrativa sólida. Por lo que el argumento se diluye y el impacto inicial de la película se desvanece, dejando al espectador con una sensación de repetición.

“Continent” podría haber sido una obra más efectiva si Pretto hubiera optado por un enfoque más conciso. Como un cortometraje o mediometraje, el concepto habría tenido el espacio perfecto para ser impactante y contundente, transmitiendo su crítica social de manera más eficiente y sin perderse en su propia estética visual. Al extenderlo a un largometraje sin legar a explicar a o narrar poco más que este intercambio sanguinario, la película se siente alargada innecesariamente, y las ideas que originalmente resultaban provocativas terminan diluyéndose en una repetición sin sentido.

Es una lástima, porque la intención de Pretto en utilizar el horror corporal como una alegoría política es valiente. Sin embargo, en su intento de explorar el poder de manera metafórica, la película se desvía hacia lo que parece ser un ejercicio de estilo visual más que una reflexión estructurada sobre la explotación.

“Continent” es una película que, aunque comienza con una premisa intrigante y una visión única sobre el mito del vampiro, acaba desmoronándose bajo su propio peso. Las imágenes perturbadoras y la atmósfera inquietante no son suficientes para sostener una narrativa que se estira demasiado sin un avance claro. El concepto de la sangre como medio de dominación y explotación tiene el potencial de ser una poderosa metáfora social, pero el exceso de escenas repetitivas y la falta de un desarrollo argumental sólido diluyen el impacto del mensaje.

En última instancia, Davi Pretto crea una película que divide. Por un lado, atraerá a los amantes del cine experimental y a aquellos interesados en las interpretaciones abstractas del poder. Por otro, dejará insatisfechos a los espectadores que busquen una narrativa coherente o una estructura más tradicional. “Continent” es una experiencia provocadora, pero que podría haber sido mucho más efectiva si hubiera abrazado la concisión en lugar del exceso.