Una familia decide tomarse unas vacaciones en un destino alejado, buscando escapar del estrés cotidiano y reconectar en un entorno paradisíaco. Al llegar a la isla, se sienten maravillados por su belleza y tranquilidad, pero pronto notan que algo no está bien.

Los lugareños son extrañamente reservados y el ambiente comienza a volverse inquietante. Sin embargo, lo que parecía ser solo una sensación incómoda se convierte en terror absoluto cuando descubren que la isla está habitada por un despiadado asesino en serie.

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La comedia negra y el terror se unen en “Get Away”, película protagonizada por el siempre irreverente Nick Frost, garantizando una buena dosis de humor negro en esta historia de vacaciones familiares que se vuelven letales. Presentada en el Sitges Film Festival 2024, el film no decepciona en cuanto a entretenimiento. Sin embargo, algunos elementos de la película no acaban de cuajar, lo que deja al espectador con una mezcla de diversión y frustración.

La premisa es tan disparatada como prometedora: una “falsa familia” se embarca en unas vacaciones perfectas que pronto se convierten en un baño de sangre. Lo que podría ser una trama convencional de terror se convierte en una comedia negra a manos del director, quien juega con la tensión y la risa en partes iguales. El guion, bien pensado en su desarrollo, ofrece momentos de auténtico placer para quienes disfrutan celebrando cada muerte en pantalla, con secuencias donde las situaciones más grotescas se mezclan con un humor innegablemente macabro.

Sin embargo, “Get Away” flaquea en elementos clave, como en los diálogos. El guion, en su intento de remarcar lo desquiciados y perversos que son y se sienten sus personajes, se excede. En lugar de transmitir una sensación natural de locura, los diálogos tienden a alienar al espectador, subrayando demasiado el carácter excéntrico de los protagonistas. Esto rompe la inmersión en ciertos momentos, alejando al público de la atmósfera caótica que debería haberse sentido más orgánica.

A pesar de estos altibajos, la presencia de Nick Frost es un punto fuerte. Su capacidad para conjugar humor absurdo con una vena macabra es perfecta para una cinta como esta. Frost convierte la película en una experiencia divertida y entretenida para disfrutar en grupo, sobre todo en un ambiente festivo como el Sitges Film Festival, donde el público no tiene miedo de reírse y aplaudir ante cada muerte brutal.

Es una película ideal para ver en compañía de amigos y celebrar el caos, las risas y las muertes grotescas. A pesar de sus problemas de tono en los diálogos, sigue siendo una opción destacada dentro de la programación del Sitges Film Festival 2024, donde se disfruta mejor en el calor de una audiencia cómplice, dispuesta a aplaudir cada muerte por absurda que sea y reírse de las extravagancias de esta familia disfuncional.