Tres hermanos malviven en una retirada casa de campo después de que sus padres se vayan para no regresar jamás. Poco a poco, percibimos detalles extraños, señales de que el mundo tal y como lo conocemos ha experimentado una terrible metamorfosis. Lo peor de todo se encuentra en su sótano, donde los niños guardan un siniestro secreto. Un singular coming of age cuyo tono bascula entre el cuento de hadas tenebroso y el cine apocalíptico más sórdido.
⭐️⭐️⭐️

Ternura y terror en una historia de familia zombi

Isaac Ezban, conocido por su capacidad para mezclar géneros y explorar los rincones más extraños del cine fantástico, nos trae “Párvulos”, una película sencilla en su ejecución pero con una propuesta narrativa que mezcla el terror y el humor negro de manera notable. Rodada en blanco y negro, la película se apoya en una estética que, aunque parece elegida para disimular posibles limitaciones técnicas, funciona perfectamente en la creación de una atmósfera tensa y claustrofóbica. Esta elección visual, lejos de distraer, sirve como un filtro que da al film una identidad propia, elevando su minimalismo hacia una experiencia bien cuidada.

La premisa central de “Párvulos” no es del todo nueva: el concepto de alimentar a un zombi en casa ha sido explorado antes en otros films. Sin embargo, Ezban aporta una vuelta de tuerca fresca al contar la historia desde una perspectiva tierna y oscura a la vez. Aquí, los zombis no son monstruos caóticos en busca de carne humana sin más; son los padres de una familia. Sus hijos, completamente entregados a la idea de cuidar de ellos, están dispuestos a sacrificar todo —incluso la moralidad— para mantener a sus padres “vivos”, o al menos, calmados. Esta dinámica familiar de crianza y sacrificio le da al film una dimensión emocional que no se ve comúnmente en películas de zombis, lo que la hace destacar dentro del género.

El tono de la película es una mezcla interesante de humor negro y tensión. Aunque hay momentos que arrancan una sonrisa incómoda, “Párvulos” nunca cae en el absurdo ni se pasa de tono. El humor está inteligentemente dosificado y ayuda a equilibrar el horror de fondo, sin que eso le quite peso al conflicto moral que atraviesa toda la trama. La película plantea una pregunta inquietante: ¿hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar para cuidar de nuestros seres queridos, incluso si se han convertido en criaturas monstruosas? Ezban juega con esta premisa de forma inquietante, poniendo al espectador en la incómoda posición de cuestionar si es más ético alimentar a tus padres zombis con personas inocentes para calmarlos y humanizarlas, o si deberías aceptar el fin de su “vida”.

Un punto destacable en “Párvulos” es el uso del sonido. Los guturales y monstruosos ruidos de los zombis mantienen al espectador en constante tensión, recordando que, a pesar de los lazos familiares, estas criaturas no dejan de ser una amenaza. Estos momentos de angustia son clave para que la película funcione como un thriller efectivo, donde la atmósfera se va cargando a medida que los hijos deben tomar decisiones moralmente cuestionables para mantener a sus padres bajo control.

Sin embargo, no todo es perfecto en “Párvulos”. A pesar de su interesante premisa y dirección sólida, las actuaciones resultan un tanto forzadas, sobre todo por parte de los tres hermanos,  lo que puede hacer que el espectador no logre sumergirse completamente en la historia. Los actores parecen distantes en momentos en los que se necesitaría más emoción o profundidad, lo que desentona con la intensidad del dilema central de la película. Aunque no llega a arruinar la experiencia, esta falta de conexión emocional en algunas escenas impide que “Párvulos” alcance su máximo potencial.

Aun así, el film logra transmitir las intenciones claras del director. Ezban ha sabido construir una película que no solo entretiene, sino que también invita a reflexionar sobre la moralidad, la familia y el sacrificio, todo dentro del marco de un subgénero de terror poco explorado desde una perspectiva tan emocional.

“Párvulos” es una propuesta creativa y bien ejecutada, que logra destacar en el saturado panorama del cine de zombis gracias a su enfoque original y su capacidad para generar tensión sin recurrir al horror más evidente o sensacionalista.

“Párvulos” es una película recomendada para aquellos que busquen una historia de terror con algo más que sustos. Con una idea fresca, un rodaje bien pensado y una ejecución sólida, Isaac Ezban entrega una obra que logra transmitir todas las intenciones detrás de su narrativa, a pesar de algunos altibajos en las interpretaciones. Una película ideal para quienes disfrutan del terror psicológico y del humor negro sutil, pero que no pierde de vista la tensión moral que yace en el corazón de su historia.