Después del brutal asesinato de su hermana gemela, Darcy persigue a los responsables utilizando objetos embrujados como herramientas de venganza.
⭐️⭐️⭐️🌟
Terror psicológico que perturba los sentidos
“Oddity”, la última propuesta del director Damian Mc Carthy, es una de esas películas que se instalan lentamente en tu mente, jugando con la tensión psicológica hasta alcanzar un clímax perturbador. A lo largo de su metraje, Mc Carthy crea un ambiente de terror contenido, sin recurrir a los sobresaltos fáciles ni a una explosión desmedida de horror. El verdadero miedo de “Oddity” reside en la espera, en lo que se sugiere más que en lo que se muestra, y en la inquietante figura que roba la atención del espectador.
La trama gira en torno a esa hermana dolida y que sospecha de forma implacable contra su cuñado y para lograr la verdad sobre la muerte de su hermana, utilizará un objeto muy perturbador con forma humana. Este objeto, que parece inofensivo al principio, se convierte en el verdadero protagonista del terror de la película. Es tan incómodo y visualmente perturbador que incluso cuando la acción avanza, la vista del espectador no puede evitar fijarse en él. Es una presencia tan desconcertante que distrae de los diálogos y situaciones, generando una incomodidad casi física.
Y precisamente es esta figura el núcleo del miedo en “Oddity”, ya que parece desafiar las expectativas del espectador, manteniendo una constante sensación de peligro latente sin necesidad de mostrarse abiertamente maligna.
Damian Mc Carthy demuestra un notable dominio del ritmo. En lugar de lanzarse a un festival de sustos rápidos, el director construye lentamente la atmósfera, permitiendo que el horror se desarrolle gradualmente. A lo largo de la película, la tensión va en aumento, como una cuerda que se tensa cada vez más sin romperse. El espectador se siente atrapado en un estado de espera que genera ansiedad, hasta que finalmente todo explota en su desenlace. Este enfoque de “horror contenido” es lo que distingue a “Oddity” de otros filmes del género.
No encontrarás en “Oddity” una catarata de sobresaltos o escenas sangrientas, sino un miedo que se cuece a fuego lento. Es el tipo de película que te atrapa no por lo que muestra directamente, sino por lo que te hace sentir. Mc Carthy aprovecha al máximo la ambigüedad, dejando que gran parte del terror provenga de lo que la mente del espectador proyecta sobre esa perturbadora figura, siempre presente, siempre desconcertante.
El uso de la fotografía y el sonido en “Oddity” también merece reconocimiento. La iluminación tenue y los encuadres claustrofóbicos contribuyen a la atmósfera sofocante, mientras que el diseño sonoro, discreto pero efectivo, refuerza la sensación de que algo aterrador está a punto de suceder en cualquier momento. Todo esto, junto con el enfoque minimalista de la narrativa, crea una experiencia sensorial que afecta tanto a la mente como a los nervios.
Por lo tanto, “Oddity” es una excelente opción para aquellos que disfrutan del terror psicológico más que del terror explícito. Es una película que molesta, que perturba, no tanto por lo que muestra, sino por lo que oculta. Una pieza de terror inteligente que se quedará contigo mucho después que hayan pasado los créditos.