O cómo la memoria nos puede jugar malas pasadas al bloquearse y no recordar nada.
Karen, una joven esposa con una vida perfecta, no sabe pero es consciente que está en la parte baja de la ciudad, rodeada de peligros, en un restaurante abandonado pero con una clara sensación de emergencia y peligro y su voz interior le chilla “Huye, corre, escapa!” Sin entender nada es lo que hace, se sube al coche y emprende una huída tal veloz que se estampa contra un poste. De milagro, sale viva del aparatoso accidente con varios traumatismos y daños físicos, peor sobre todo con amnesia del momento previo del accidente por lo que no logra entender por qué estaba huyendo a toda pastilla de un sitio que ni siquiera recuerda haber estado ni por qué. Lo mismo se pregunta no sólo su marido, sino la policía, que investiga un asesinato en el mismo lugar de la huida, además de su vecina que los controla desde la ventana delante de su casa y no pierde detalle de todo lo que les ocurre a la feliz pareja.
Un libro que empieza muy potente, pero poco a poco se desinfla y que en las 2 hojas finales le da una vuelta de tuerca y le da un toque que te hace pensar, “mira tú qué lista”.
Con el mismo carácter que el anterior Los Vecinos de al Lado, Shari Lapena, desarrolla el libro haciendo que cada capítulo corresponda a un personaje, ya sea el relevo de la historia anterior o la misma situación pero desde el punto de vista del otro.
Uno de sus toques personales también presentes en este thriller es con el suspense con el que teja en cada capítulo, ya sea por revelaciones de uno de sus personajes o por descubrimientos, pero es cierto, que cada uno que acabas, además de cortos, quedan en suspense por el siguiente capítulo en el que le coge el relevo otro personaje.
Con una trama que podría ser perfectamente una obra de teatro, con escenas fijas en interiores y diálogos fluidos, le hacen ser un perfecto libreto para una representación teatral.
Una trama que quizás se ve con anterioridad, mentiras, secretos, amores, todo está mezclado y creo que podría haber jugado algo más al gato y al ratón con los personajes.
El final es lo único que le salva tanto por la verdad de la anterior vida de Karen, como lo que deja entrever su vecina loca, una, tal vez segunda parte con el hijo bastardo fruto de sus coacciones.
Un libro que lo cogí con muchas ganas pero me falló al cuarto de libro, tal vez por lo mucho que se encalla en la falta de memoria o por no profundizar con detalles.